¡Hola a todos!
En este blog he hablado de la universidad presencial, que me duró dos semanitas, pero no de mi verdadera universidad, la que me ha expedido un título y la que ahora me está educando para otro: la universidad online.
Como cambia la cosa… nada que ver. Lógicamente, no es lo mismo estar en un aula física que en una pantalla de ordenador. En el aula física, el no oír bien puede ser tu perdición, pero en una pantalla de ordenador, no hay oídos que valgan. En principio. Y esta es la gran ventaja para los que tenemos sordera, a falta de una educación bilingüe normalizada, lo recomiendo: elegir la online. A la larga, lo agradeces.
De hecho, fue alguien que, hablando como quien no quiere la cosa, me puso la idea de seguir estudiando en la cabeza. Si fuera por mí, ahí seguiría, sin planteármelo. Supongo que después del fracaso que sentí en la presencial, ya no quería ni oír hablar de más universidades. Pero a veces necesitamos un pequeño empujón…
¡Y menudo empujón! Todavía me dura… gracias a ello, he podido aprender tantas cosas, yo que soy tan curiosa preguntándome el por qué de casi todo… Me siento muy agradecida y liberada.
La universidad online te pone prácticamente al mismo nivel que el resto de estudiantes. Digo prácticamente porque siempre hay alguna cosa que -por no tener subtítulos– no puedes hacer. Pero nada que ver con la presencial. Estos casos suelen ser muy esporádicos, y a menudo el compañerismo solventa esta falta…. Increíble, ¿verdad, cuando aflora la empatía de manera tan desinteresada? Por suerte, el ambiente que se respira en un contexto en que, a distancia, intentamos sacarnos unos estudios combinándolo con el trabajo, la familia y las responsabilidades varias de cada uno; es francamente bueno, almenos en mi experiencia personal.
No tener barreras de este tipo permite que seas tu misma, que no tengas que frenarte «por miedo a…», «porque no has entendido tal» o porque se ha acabado la pila del audífono, lo cual es genial. Ni preocuparte porque el profesor se gire o no haya sitio delante en primera fila. Así es como tiene que ser y como debería ser siempre, ¿no?
Por eso, a cualquier persona sorda o que no oiga bien y que esté preocupada por el tema, que baraje la posibilidad de estudiar online. Es cierto que la soledad es más grande cuando eres tú sola y una pantalla de ordenador (con mucha suerte, conoces alguien que vive cerca y eso que ganas), pero aumenta la calidad del aprendizaje, la participación y, sobretodo, la confianza en una misma, que es fundamental.
Gracias Internet, eres una ventana maravillosa al mundo del saber.
Porque querer es poder, ¡que nadie ni nada impida tu formación!
¡Abrazos a todos!