La pesadilla de los audífonos ¿Están bien ajustados?

¡Hola a todos!

Cuando era pequeñita, tras el diagnóstico de sordera, mis audiometrías revelaban una hipoacusia bilateral severa (en realidad pregona/profunda) y mis padres se vieron en la tesitura de comprarme unos audífonos. En aquella época, mis primeros audífonos fueron analógicos (hoy en día son digitales) y teníamos que fiarnos del audioprotesista que me los programaba. Cuando tienes 2 añitos o menos, es prácticamente imposible que tengas criterio sobre si oyes bien o mal, sobre si están bien ajustados o no tanto. Como mucho llorarás si los moldes te aprietan, te duelen y hay que retocarlos de nuevo.

Me cuentan que iba muy cómoda con mis audífonos y así lo recuerdo, eran mi tesoro y de hecho, lo siguen siendo. Pero os voy a hablar de lo que pasa cuando, una vez mayor, tras muchos años de llevar un tipo de programación ajustada a tu pérdida, se te rompen o estropean y tienes que comprarte unos nuevos. Ya os adelanto que es horrible.

A día de hoy, llevo casi 10 años con el mismo modelo (tocando madera y que me duren mínimo 5 más, ya que para mí son los mejores y no soy la única que lo dice), pero hace unos meses, teniendo en cuenta que la vida útil de los audífonos generalmente se sitúa justamente entorno a los 10 años, creí conveniente probarme unos nuevos para tenerlos disponibles en caso de que me quedara sin ellos de un día para otro, que puede pasar. Entonces, fui a una tienda donde había una evolución de unos audífonos parecidos a los que llevaba, de la misma marca y me decidí a probarlos. Me hicieron una audiometría para ver si me había variado el grado de pérdida y para poder trabajar con los datos y después de recomendarme un modelo, llegó la hora de la verdad. Cabe decir que nunca se oye igual de un audífono a otro, incluso siendo del mismo modelo, pero las diferencias suelen ser mínimas y terminamos acostumbrándonos sin problemas.

La cosa es, cuando lo que oigo, una vez puestos, es bastante diferente a lo que estoy acostumbrada: mi voz (¡ni me reconozco!), la voz de la persona que me acompaña, la voz del audioprotesista, el sonido del aire acondicionado (sí, sí…), los zapatos al caminar… Te cambia en un momento la forma de percibir el mundo. En función de eso, le comento lo que creo conveniente, como por ejemplo: mi voz la noto muy grave y hace unos reajustes, me vibra el tímpano cuando hablo, la sala tiene un silencio que antes no tenía, etc., y el audioprotesista va ajustando como puede y como sabe. Después, falta comprobar los sonidos en la calle: coches, cláxones, voces… todo cambiado y a peor. No me siento nada cómoda y vuelvo a la tienda con todo. La cara ya deja adivinar que no estoy contenta. Tras varios cambios y ninguno que me convence, agobiada y con dolor de cabeza, me frustro; decido cambiar de sitio y probar otros otro día. Incluso otra marca diferente de la que he llevado toda la vida, ¿por qué no? Pero el resultado es el mismo: no me gusta nada como oigo, no entiendo a las personas cuando hablan, no las oigo estando a un metro de mí, los coches muy fuertes, las motos estruendosas, el hilo musical de los lugares casi no se percibe, unos pitidos por la calle que no identifico, gente hablando (¿gritando?) que está a 2 metros o los platos de la cocina del restaurante que están a 10 metros mínimo… Por no hablar de los programas especializados: uno para escuchar música, otro para ambientes ruidosos… ¡No me gustan nada! Eso de ir cambiando según donde esté nunca ha sido lo mío. Para que os hagáis una idea de cuan diferente puede llegar a ser el universo de los sonidos.

Es muy estresante y agotador, más cuando hasta entonces te defendías super bien (es algo muy subjetivo) y ya discriminas todos los sonidos. Vienen las inseguridades, el miedo al futuro. ¡Es tan difícil decidirte! Toda una vida de aprendizaje que parece que no sirve para nada, pues toca empezar de nuevo, construir una nueva estructura y lidiar con ella sobre la marcha. Horrible.

A día de hoy me pongo muy nerviosa y de mal humor cuando pienso en el día en que deba de hacerlo por fuerza y se desmorona todo mi mundo. Prefiero no pensarlo. Sé que a otras personas también les pasa y por más que nos digan los profesionales que debemos acostumbrarnos a los cambios, que la tecnología evoluciona, se nota que no son ellos quienes tienen que hacerlo. No es un capricho, es una necesidad y oír bien de la forma más natural posible a juicio de cada uno, es fundamental. A veces, nadie mejor que uno mismo sabe lo que necesita.

No se trata de una competición por venderte unos audífonos, de alardear de tecnología, sino que es algo con lo que vas por la vida a diario, a todas horas y que te permite interactuar, trabajar, reír, comprender; máxime cuando no puedes estar sin ellos: ¡vivir!

Al final desistí y no compré ninguno.

¡Saludos a todos!

Para seguirme y continuar leyéndome, solo tenéis que escribir un comentario y clicar «Recibir nuevas entradas por email» o mediante suscripción. ¡Gracias!

20 respuestas a «La pesadilla de los audífonos ¿Están bien ajustados?»

  1. Nos conocemos bastante rizos y sobretodoo coincidimos en todo esto yo sigo en la lucha y espero algun dia poder encontrar los mios….

    1. ¡Hola Sara! Ya sabes que toca paciencia y suerte con los audioprotesistas… que acierten en el modelo y en la programación… Venga, ánimo que todo llega… y para muestra, ¡yo misma!

  2. ¡Me encanta! No sabía de la existencia de este blog y me veo identificado en muchas cosas que cuentas, salvo esta en concreto. Me encanta probar audífonos nuevos, me gustan mucho las nuevas experiencias en general y además la tecnología va mejorando, y me ayuda a oír mejor. Ya te comentaré con más detalle a medida que lea tu blog poco a poco. Ahora tengo unos completamente digitales, con programación, y conexión bluetooth que me permiten escuchar frecuencias que nunca antes podía escuchar porque tengo sordera del 100% para los sonidos más agudos y poder escuchar música, tv y videojuegos directamente al audífono anulando todo el ruido exterior. Te juro que lloré de alegría como si fuera la primera vez, como los vídeos de niños escuchando por primera vez, o los daltónicos probándose esas gafas que permiten ver algunos colores. Es maravilloso.
    Aquí tienes un nuevo y fiel seguidor!
    Un saludo y mucha suerte con todo!

    1. ¡Holaa! Vaya, me alegro mucho que te guste, es la idea, que quienes tenemos pérdida nos sintamos más arropados y los que no, puedan comprendernos mejor. ¿Cómo has encontrado el blog? En cuanto a tu pérdida, es similar a la mía, más acusada en agudos, pero sin embargo, lo que me aterra de los nuevos audífonos es escuchar diferente -peor- que antes. No disfrutar la música como siempre, oír mi voz muy rara… en fin, cosas que ya habrás leído. Hablo más en profundidad de mi experiencia de probar audífonos en la entrada «1, 2, 3… probando». A día de hoy ya pasé por lo peor, pero cuando se estropeen esto, vuelta a lo mismo… Si tu estás contento y te mola probar nuevos, genial, todo este sufrimiento que te ahorras… =D

      1. Te he encontrado de casualidad, mientras buscaba el blog de una hipoacúsica que vi hace años, que tiene su blog ya abandonado, por si había actualizado alguna entrada desde entonces (y veo que no). Y por cierto tenemos amigos y grupos en común en facebook también. El mundo es un pañuelo xD
        Te paso el blog de la otra chica hipoacúsica, de argentina, por si te interesa:

        https://diariodeunahipoacusica.wordpress.com/

        1. Sí, es verdad, al leerte tu nick me sonaba muchísimo… Así que también tienes discapacidad auditiva, que cosas y que casualidades 😀
          Y gracias por compartir su blog, es interesante… no lo conocía este. También he ojeado el tuyo. ¡Menudos escritores estamos hechos eh! ¡Larga vida a los blogs!

  3. Ostres Andrea, que dur, no m’hagués pensat mai que conviar d’audífons fos tan difícil, em pensava que era com canviar d’ulleres, t’ajusten la graduació i llestos, però ja veig que no, que es necessita tot un procés d’adaptació nou i complicat. Que difícil i que dur, sort que ets forta i valenta (ja ho eres de ben petita) si no fos així no podries explicar-ho ni parlar dels teus sentiments tan bé com ho fas. Molta força i un petó, guapa.

    1. Hola Min!! Quina sorpresa veure’t per aquí! Ja ho veus, és un canvi bastant bèstia… «ojalá» fos com canviar d’ulleres! Potser en un futur, però ara com ara depèn molt del tipus de professional… tota una odissea, sí, és dur…! Mil gràcies per les teves paraules!! Un petonet!

  4. Quin blog tan interessant, he llegit totes les entrades, i aquesta m ha fet plantejar-me coses q no se m havien ni acudir. No només depens dels audífonos, sinó q el món pot ser un altre en el moment q canvies l aparell! Crec ql blog és una gran idea Andrea!

    1. Sí, si vull sentir bé, necessito els audífons… És com quan tens un estil de música al cotxe (jazz, rock, pop), t’hi acostumes i canvies l’estil. És raro! Doncs més exagerat seria amb els audífons i estressant… Moltes gràcies pel teu comentari Adriana!

  5. Por fín un ratito libre para leerte. No me imaginaba que cambiar de audífono pudiera ser tan complejo… supongo que los profanos en la materia pensamos simplemente que un audífono es un miniamplificador sin más… pero ya veo que no. Gracias por ilustrarnos tan detalladamente en qué consiste y como te hace sentir.

  6. Mare mevaa penso igual que tu i em passa el mateix,em desespera moltisim tot aixo i encara no trobo els meus audifons que em vagin be…esperem que ho aconsegueixi aviat…no puc viure sense els meus audifons!!!

      1. Buenas Andrea!

        Me pasa exactamente lo mismo. Mira que en esta vida se pasan malos momentos pero me considero fuerte y consigo aplacar todas las tristezas y preocupaciones con mucha lucha y perseverancia pero el hecho de cambiar de audifonos… es mi tendón de Aquiles! Me siento súper desprotegido como niño pequeño que llega al mundo!

        Y es una pasada como algo tan pequeño nos transforma por completo. De hecho te confieso que hará dos años compre unos audífonos de los que tenía muchas expectativas!

        Mi sordera es «unilateral», es decir del oído derecho sordera completa, nada de nada y del izquierdo moderado. Y los audífonos de los que te hablo es que llevas uno en el lado bueno y funciona como siempre, pero en el lado que no oyes llevas otro y hace de receptor de señal que te envía al otro audífono (el del lado bueno).

        La idea es buenísima, porque por ejemplo cuando me hablan por mi lado malo pierdo bastante información por no oir por ejemplo cuando nos sentamos en el restaurante.

        De toda la vida lleve audífonos analógicos y estos son digitales, madre mía que chasco me llevé cuando los probé (de esta experiencia aprendí que nunca tendría que tener expectativas en unos audífonos, la probabilidad de desánimo es muy fácil en algo tan complejo)

        Y probablemente no porque fueran malos, sino en el cambio de analógico a digital. Los probé y no, fui como dos veces más a retocarmelos y nada.

        Pues te confieso algo? Esos audífonos digitales que me compre, al mes de comprarlos los guarde y desde entonces no los he vuelto a tocar.

        Si, es una pena porque son audífonos carisimos y los estoy pagando a toca teja, pero es que no es fácil y estoy en una bipolaridad de «no me gustan estos audifonos»/»estos audífonos son digitales y todo el mundo dicen que el cambio es muy difícil pero que acabas beneficiado».

        Fue un, quiero devolver los audífonos pero a la vez no quería, el hecho de poder oír del lado que tengo sordera completa era un plus muy grande, pero a la vez el cambio a digital me cuesta muchísimo, mira que habre cambiado de audífono como 3 o 4 veces y nunca me costó tanto.

        Y cada día pienso en esos audífonos y me digo venga va tienes que probarlos y acostumbrarte, pero es que no me atrevo…

        Pero mira como son las cosas de la vida que acompañe a mi abuela a comprarse audífonos (ella por cosas de la edad) y lo mismo, solo venden digitales y el cambio no le gustó nada! Estuvo a punto de irse sin probarlos ni siquiera! Pero gracias a que yo le insistí accedió a probarselos (Que hipócrita fui! Pues si, contradicciones de uno mismo, me odié a mi mismo por mi hipocresía, si, lo se, pero lo hice por el bien de mi abuela y finalmente acabo acostumbrándose y contenta del cambio y pienso y si yo también me acostumbro como ella? Pero no me atrevo…

        Mira que he hablado veces con logopedas, audiprotesistas, mi madre me ha insistido en visitar a una amiga suya que es audioprotesista con aquello de sin compromiso! Pero es que es superior a mi.

        Mi pareja es oyente, no conoce el mundo interior de los sordos, pero el día que me los probé quede con ella con ilusión de probarlos con ella, pues fue tal la decepción que tenía que me dijo que nunca me vió tan mal!

        En fin, debería ir probandolos porque el dia que se estropeen el audífono analógico que tengo entonces si que será un drama! Jajajaja.

        1. Hola Aitor! Ostras… que mal me sabe leer este comentario, sobretodo porque puedo sentir tu angustia… Te agradezco que lo compartas aquí porque así muchas personas pueden también comprender lo que suponen este tipo de cambios, son brutales, es una reorganización total de la forma de escuchar en la que estamos acostumbrados y que tanto confort nos da para afrontar el día a día. Si ya cambia de digital a digital, por el modelo, la tecnología, la programación… imagínate de analógico a digital, en que el procesamiento del sonido es tan diferente! La verdad es que yo no recuerdo mi cambio, debió ser por allá la Primaria, y si no lo recuerdo, tal vez sea porque no fue traumático. Está claro que cada persona es un mundo y el tipo de pérdida puede tener mucho que ver. Esto también demuestra que el período de adaptación es fundamental, y que de pequeños nos acostumbramos antes porque es lo que hay…
          No sabía que existían este tipo de audífonos en que la oreja «mala» te manda información a la «buena», es una lástima que no lo puedas aprovechar «por el momento». Lo pongo entre comillas porque confío en que, cuando te sientas preparado y ya lleves un tiempo con ellos (¡y no quiero presionarte!), tal vez ya lo aproveches bien y mejore tu capacidad de audición hasta el punto que estés contento con ellos. Ojalá no te parezca una utopía.
          Lo que me cuentas de tu abuela, es esperanzador, pero ya sabes que cada uno somos diferentes, ¡me alegro por ella!

          Y tu… bueno… ¿porqué no pruebas un ratito el día que te veas con fuerzas? Te pones la tele, hablas con alguien… y a ver que tal. Sé que no es nada fácil, de hecho te puede generar aún más rechazo.. La putada es su coste, sino, te diría que probases otros audífonos nuevos y hasta que no encuentres los más «confortables» no te decidas a comprar. ¿Y si vuelves a reajustarlos? A lo mejor te podrían poner otra programación de «transición» para que te vayas acostumbrando. No lo sé. Por experiencia te digo que dar con un buen audioprotesista puede ser la clave. También entiendo que mientras tengas los tuyos no veas razón para llevar los otros, pero lo cierto es que, como tu dices, cuando no funcionen, ya no te quedará otra. Yo, en tu situación, haría eso, probaría y si ves que no, que te los reajusten las veces que haga falta. Lo que no puede ser es que estén en un cajón muertos de risa… Muchísimo ánimo y fuerzas, de verdad, ¡un abrazo!

Anímate y déjame algún comentario. ¡Gracias!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.