Todo fluye por el exterior, y para que exista, hay que estar. Encuentran el caminito, desde el pabellón auditivo, pasando por el conducto auditivo externo y picando a la puerta timpánica es como, y gracias a los tres huesecillos amplificadores, llegan a la ventana oval que lleva a la cóclea. Esta ventana es la que permite que, ya dejando el oído medio, las ondas sonoras: el sonido, el habla, los ruidos, los chismorreos, la música…, entren en el interior del maravilloso órgano auditivo para poder transformar lo que eran unas ondas que hacían vibrar al tímpano, en impulsos eléctricos que el nervio auditivo envía al cerebro para su interpretación. Así oye uno de manera natural si no hay dificultades que entorpezcan la llegada (a nivel cualitativo y cuantitativo) y sea por lo que sea, hasta el cerebro, concretamente a la corteza auditiva primaria.
Bien, una vez visualizado como funciona, cuando hay una sordera neurosensorial producida por una meningitis como en mi caso, por ejemplo, el daño se ha producido a partir de la ventana oval, sea en la cóclea o en la transmisión nerviosa derivada del movimiento de las células ciliadas de la membrana basilar que recorre la cóclea. Los audífonos, bien regulados o programados, lo que hacen es amplificar aún más el sonido, pero ello no conlleva necesariamente nitidez, de nuevo depende del daño producido, los restos auditivos….
Siempre he pensado que realmente el oído tiene que ser tan complejo… más cuando no se puede hacer un trasplante. Lo más parecido a eso sería el implante coclear. El implante, sustituiría toda la parte del pasillo que va antes del tímpano, los huesecillos y literalmente -como indica su nombre-, se implanta en la cóclea, por lo que vendría a ser una sustitución del oído interno, en resumidas cuentas. Lo que haría el dispositivo es hacer de cóclea, pero además, por el micrófono que lleva y que capta el sonido exterior, hace todo el trabajo y lo pasa al nervio auditivo, indispensable para llevar la información y oír. Tanto en un caso (audífonos) como en el otro (implante coclear, pero hay más tipos de implantes, ojo), hay que entrenar para «descifrar» cada sonido, entenderlo, saber discriminarlo. Oír por oír, no sirve de nada, es como oír en una lengua que no comprendemos. Oyes pero no entiendes. Las sesiones de logopedia harán que poco a poco nos familiaricemos con los sonidos y nos podamos desenvolver mejor en su contexto. En el fondo es una rehabilitación.
Somos casi-ciborgs, que no robots. Pero sí diré que viendo lo complejo que es todo y que la lectura labial es sagrada (y la lengua de signos si me apuras), hoy, 3 de diciembre, día internacional de la discapacidad, diré que… ¡somos un@s máquinas!
And that’s the way it is…
Ets una crac 🫶🏻
ben explicat, sí senyora
Gràcies =D