Voces de colores

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En esta entrada hablaré de los matices en la voz que una persona sorda puede tener.

Lo que voy a contar tiene mucha relación con que muchas personas sordas decidan no hablar como forma habitual de comunicación o, simplemente, no les salga el «hablar» de forma natural o espontánea. Tiene que ver con lo de decir «sordomudo«.

Por «hablar» me estoy refiriendo a usar la voz como tal (de manera controlada) para comunicarse, como los sordos oralistas o los oyentes, así en general. Algunos sordos signantes también usan la voz para expresarse, al margen de que decidan signar la mayor parte de su tiempo. Intentaré dar mi punto de vista acerca de todo ello.

Ya os he comentado en alguna entrada que el hecho de no oír o oír mal puede implicar a la larga dejar de hablar, ya que no recibes estímulos auditivos o éstos no son de calidad, por decirlo de alguna manera. Pero concretamente quiero centrarme en por que alguna personas tienen una voz «apagada», «opaca», «rara», en definitiva, que llama la atención. Diferente.

Os voy a explicar una anécdota. Hace ya muchos años, cuando estudiaba un ciclo superior de Integración social, con un grupo de clase, hicimos un trabajo que trataba sobre la ceguera. Como parte del trabajo, conocimos a una persona ciega que, soprendentemente, adivinó que yo era sorda por mi forma de hablar, por matices en mi voz, por falta de fluctuaciones frecuenciales. Curioso, ¡¿verdad?! Aunque es cierto que muchos creen que no tengo problemas de audición si no lo digo -porque tengo muy buena dicción-, no deja de ser asombroso que una persona cuya visión le falta, desarrolle la audición hasta este punto y tenga esta capacidad de discriminación auditiva. Aún a día de hoy me pasma, la verdad, y me hace ver la influencia que tiene el oír de una determinada manera en la generación de la propia voz.

Conozco muchas personas sordas, de diferentes grados, y todas ellas tienen su propia forma de hablar y matices en sus voces, quiero decir que existe tanta diversidad fonética como grados y tipos de pérdida. Si bien entre los oyentes la variedad en las voces es infinita, éstas suelen ser afinadas, no «molestan» al hablar, digamos, suenan bien. Con los sordos -a juzgar por las caras que ponen muchas personas oyentes al oírlos y más acusadamente cuanto más signantes sean-, no es así (por lo que digo, que a veces «suenan mal»), sino que parece que desafinan con la voz, que tienen gallos, que no se controla la voz. La realidad es que las cuerdas vocales no están tan entrenadas y ello, sumado a la falta de práctica, hace que las emisiones de voz sean más incontroladas. A cualquiera que perdiese a nivel severo/profundo la audicón, le podría pasar, es algo inevitable que tu voz pueda cambiar.

Imaginaros por un momento que estáis una semana sin oír NADA. Cuesta, pero tratad de hacerlo si queréis figuraros un poco como tiene que ser. Bien, ¿creéis que en un mundo de más o menos silencio, pero silencio al fin y al cabo, hablaríais como lo hacéis ahora? ¿Creéis que seguiríais hablando sabiendo que os costaría comprender la respuesta (oral) del otro, o por el contrario, empezaríais a usar las manos o la lengua de signos espontáneamente? Una vez hecho el mini ejercicio de imaginación, pensad ahora como podría ser vuestra voz si nunca hubiérais escuchado bien (con, sin audífonos; con, sin implante… recordad que el hecho que estén bien ajustados es crucial en esa calidad de los sonidos). ¿Creéis que tendríais el mismo tipo de voz si no podéis escucharla vosotros mismos? De hecho, cuando me quito los audífonos y no oigo nada, no sé si grito, si hablo bajo… no sé nada, no me oigo. Pero mi voz ya está entrenada de tantos ejercicios con las logopedas y demás…

No sé si ese ejercicio os puede ayudar, pero sinceramente, creo que facilita comprender que «cuanto más y mejor recibes, más y mejor puedes dar». Con este símil aprovecho para decir también que puestos en este contexto, la voz o el habla no es el medio natural de comunicarse para una persona que es sorda, menos si lo es de nacimiento, pues de forma instintiva las manos hacen las veces de los oídos. Y está bien, no hay que reprocharlo. La lengua de signos es muy rica y aporta cosas que la lengua oral es incapaz. Y viceversa. Son diferentes. Existe porque es una necesidad, un derecho, algo inevitable. Lo ideal es cuando se complementan en mayor o menor medida, sobretodo para las personas hipoacúsicas, que nos encontramos en medio de los dos mundos.

Respetemos y normalicemos a las personas con problemas de audición, aceptemos sus voces diferentes, sus tonalidades, sus gamas de colores. Creo que no es importante la forma ni el medio en que se expresan, en si suena bonita la voz o no, sino el que lo hagan, que lo hacen, lo hacemos, porque nos comunicamos y por ello, tenemos voz. Una voz rica en matices orales, escritos, visuales, como sea. Y podemos no querer usar la voz oral como tal, eso es libertad, es capacidad. Lo importante es comunicar y transmitir mensajes y para ello la voz es solo un medio más, no el único.

¡Gracias!

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