He escogido esta imagen porque aunque parezca que el sepia sea un color que inspira pasado, lo importante es captar los colores de las burbujas que sopla la madre pero cogiendo la mano del niño. La mirada del niño está puesta en las burbujas, y el color representaría la ilusión con la que las mira a través. El futuro.
Con esta descripción particular y personal de la foto escogida como representación de esta entrada, quise hacer un guiño a las madres, padres, tutores y/o familiares, amigos, conocidos, etc., de un niño o niña con discapacidad auditiva para darles sosiego en su primer impacto al enterarse de la noticia: «no puede oír», «tiene secuelas auditivas», «se ha quedado sordo/a», «no reacciona a los sonidos»… En definitiva, que será diferente. Porque esto es lo que pasa al final, que esta persona será diferente. Ojo, no es nada malo ser diferente, ser diferente significa no ser igual. Por lo tanto, si no eres como los demás, eres diferente. En realidad todos somos diferentes, así que… ¿verdad que cada vez cobra menos importancia el ser diferente en función de como lo mires? De eso se trata o al menos es lo que me gustaría conseguir transmitir con esta entrada: no tener miedo y afrontar la vida lo mejor posible tal y como venga.
Bien, como os decía, es muy probable que, tras una noticia de este estilo, se tengan sentimientos encontrados y no se sepa como actuar, qué siguientes pasos tomar… incluso preguntarse «¿por qué a nosotros?». Es normal, pero no hay que sentirse culpables ni buscarlos, consejo de mi madre: «no hay que desesperar, calma», es la incertidumbre, es salir de la zona de confort, miedo a lo desconocido. A veces nos podemos dejar influenciar por rumores, experiencias de otras personas o vete a saber. Lo primordial es aceptar la nueva situación para poder dar el siguiente paso: actuar. Al hilo de lo que comentaba antes sobre la diferencia, la cuestión es que, precisamente como todos somos diferentes, es probable que se necesiten consejos para tomar un tipo de decisión u otra, pero hay que hacerlo siempre desde la perspectiva de la calidad de vida de vida del otro, comprenderlo (la empatía es importante aquí para poder, con el tiempo, detectar sus necesidades) y pensar en lo mejor para la persona a juzgar por las expectativas de los más entendidos en la materia. Pero aquí viene lo difícil, ¿verdad?: ¿qué es lo mejor?, ¿qué es peor?, ¿cómo sabemos si…? Sí, es difícil. Si pudiéramos ver en una máquina del tiempo como sería el futuro si hubiéramos actuado de tal manera en lugar de otra, es posible que cambiáramos decisiones. Pero como no se puede hacer, tenemos que guiarnos por el instinto, por los profesionales, por el corazón, por como estamos viendo al otro, por la opinión del otro si tiene criterio…
Por mi parte, os puedo decir que el secreto es informarse (cuanto más, mejor, pero siempre contrastando en la medida de lo posible), trabajo constante, cariño y acompañamiento, no estar solo. Trabajar, ser constante, repito. Así podemos esperar resultados, trabajando con constancia y con profesionales experimentados. Insisto, hablo por mí y basándome en mi propia experiencia, por lo que es posible que mi forma de ver el asunto no coincida con el de otras personas que hayan vivido circunstancias similares, aunque la verdad es que solemos coincidir quienes hemos vivido estas experiencias en que el esfuerzo y el trabajo constante es lo que marcará la diferencia.
Lo primero que habría que hacer tras saber que una persona no va a oír o no va a oír bien, es ponerse en marcha, empezar a ver opciones, a contactar con especialistas, otros padres y madres en situaciones similares si es posible, con asociaciones, etc., para ver qué opciones hay disponibles, los pros, los contras de los posibles recursos… (¡que hoy en día hay más que nunca, además, tenemos suerte!). Con esto me refiero a: hacer pruebas, conocer la realidad a nivel fisiológico (tipo y grado de pérdida), investigar posibles soluciones protésicas eficaces si hubiera restos auditivos, preguntar mucho y cuestionarse mucho y, cuando sea posible, decidir. La atención temprana es decisiva para dar respuesta a las necesidades que tengan que ver con el desarrollo. La decisión o opción escogida ante la situación probablemente marcará para siempre el futuro de esta persona cuando seguramente todavía ni tendrá la capacidad para razonar debido a la corta edad, por lo que es muy importante haberlo sopesado y meditado bien.
Y a partir de aquí, como os decía, trabajar con ejercicios, con imaginación, con juegos… ejercitar el sentido y la mente. Que no falte el cariño, los ambientes estables, tranquilos… El aprendizaje está estrechamente unido a las emociones, y si éstas son positivas, más lo será el aprendizaje. Es un punto importante porque, junto con la motivación, las emociones juegan un papel principal a la hora de entender, comunicar o razonar, comprender, atender, memorizar… Todos son procesos básicos que intervienen en el aprendizaje y que hay que reforzar a menudo cuando hay que dar un apoyo complementario a personas cuyo desarrollo se puede ver perjudicado por la falta de información accesible. Tener esto en cuenta y que cada persona tiene sus necesidades particulares, nos ayudará a minimizar todo lo posible las diferencias en el desarrollo de las capacidades cognitivas y que luego sentarán las bases para las competencias personales, sociales… necesarias para interactuar con los demás y forjar la propia identidad.
La idea es transmitir calma, que el aprendizaje sea enriquecedor y satisfactorio fomentando la predisposición para que así sea. No olvidar que son niñ@s y respetar sus tiempos. Ya dicen que las prisas son malas consejeras, pues en este contexto, lo son. A mí me ha funcionado… pero ha sido gracias a los que han participado en todo este proceso cuando era pequeña y también ahora de mayor, porque es un camino de largo recorrido…
Y cuando digo esto pienso en mi madre y en mi padre, que SIEMPRE han estado ahí incondicionalmente para lo que hiciera falta, con infinita paciencia y amor, y siguen estando… Gràcies als dos..