Como cuando en una montaña conocida, caminos que te sabes de memoria, algún nuevo elemento te hace fijarte, desviarte e incluso invitarte a perderte.
Como cuando estás en el mar nadando tranquilamente, te metes adentro, decides acercarte a la orilla y una ola, antes que te des cuenta, te sumerge.
Como cuando vuelves a casa de noche y no hay nadie por la calle y piensas que si hubiera alguien más aunque fuera en la otra acera, sería menos tenebroso.
Como cuando estás en una reunión y subes el volumen del audífono para poder entender y te cercioras de seguirlo bien para luego no tener que preguntar más de la cuenta.
Como cuando medio aislada del exterior los murmullos se hacen más fuertes, sientes curiosidad y por más que intentas volver a concentrarte, tus emociones ya te no dejan y terminas preguntando qué pasa.
Como cuando estás cansada de un día movido emocionalmente y el metro se para, una voz se pone a hablar por megafonía y de nuevo, tienes que preguntar.
Como cuando sigues cansada, pero esta vez de la voz bajita, del hablar rápido, de los cambios y tonos de voz, y aunque parece interesante y la persona ya es ajena a lo que pasa dentro de ti, pasas de preguntar. Asentir y sonreír a la par que adivinar y elucubrar.
Todo esto no tiene nada que ver con…
Cuando lo comentas con otras personas a quienes también les pasa, y esta vez asientes y ríes, pero ya de complicidad.
Cuando es justo lo contrario, se aseguran de que lo has entendido y también mueven las manos, signan, para no romper este puente y continuar. Y para acercarse más.
Como cuando bailarines deciden bailar sin pretensiones, sin ensayar, sin presiones ni contemplaciones, solo por honorar su existencia.
Y en ese vaivén tan diferente, te sientes arropada, no te quieres ir, vibras en la misma frecuencia, te buscan, te encuentran, te encuentras.
Esto es lo que nos falta muchas veces, que en esa montaña rusa llamada vida, sea subiendo o bajando, los caminos tengan una misma meta: encontrarnos, los unos a los otros y de paso a nosotros mismos. El querer buscar(te) y el querer encontrar(te). Poco más. Sea donde sea, por estar ahí.
Y sigas estando…