¡Hola a todos!
Me gusta muchísimo viajar. En esta entrada quiero hablar de lo que supone para mí viajar como persona sorda y contaros alguna que otra anécdota de mis viajes por el mundo.
Para empezar, tengo que decir que no es lo mismo viajar en el ámbito nacional que en el internacional. No es lo mismo hablar tu idioma que intentar hacerte entender en otro que casi nunca hablas.
Normalmente, cuando he viajado por España no he tenido ningún problema para planificar el viaje. A excepción de cuando tengo que avisar con antelación, por ejemplo, en el caso de las audioguías de los lugares que visitas (en que te explican la historia, indicaciones, etc.). Suelo preguntar antes de comprar la entrada para saber si existe una alternativa para personas sordas, en definitiva, saber si merece la pena ir. Por suerte, la última vez que visité un lugar, la visita era guiada no solamente por auriculares, sino que había también un dispositivo complementario donde salía (casi) la misma información por escrito. La verdad es que se agradece mucho, de hecho, al principio no lo sabía, y me inquieté un poco, ya que, pensaba: si estoy visitando algo, que menos que enterarme de lo mismo que los demás. Vaya plan ir a un sitio para conocer su historia, y que te tengas que conformar solamente con lo que ves, ¿no? O que tengas que ir «molestando» a alguien para que te vaya contando a su vez toda la información que están dando. La cuestión es que aunque sea por no molestar, lo suyo es no tener que hacerlo.
Muchísimas actividades turísticas no están adaptadas para personas sordas, por no decir casi ninguna, desgraciadamente, y creo que es por desconocimiento.
Cuando estoy en el extranjero, me pasa lo mismo que aquí: necesito leer los labios para entender. Os voy a contar algo muy gracioso pero cierto, que me ocurrió con mi pareja en nuestro primer viaje fuera de España. Estábamos en el «hall» del hotel, donde te piden la reserva, y como mi pareja no entendía muy bien el inglés y yo sí, decidimos hacer una cosa: él me diría tal cual lo que escucha y yo, leyéndole los labios, tendría que tratar de adivinar qué estaban intentando decirnos. Os lo podéis creer que… ¡funcionó!, es increíble, ¿verdad? O sea, directamente a la recepcionista no conseguía entenderla, pero a través de mi novio, solo imitando los sonidos, sí. Todavía a día de hoy pienso que es inverosímil. También es cierto que para la próxima puedo pedir que nos lo escriban, y acabamos antes, ¡jajaja!
Hay que tener en cuenta que, en general, la accesibilidad para las personas sordas es bastante deficiente. ¿Qué me decís de muchas estaciones de trenes, de autobuses…?, ¿qué hacemos si no hay paneles informativos y no nos vemos capaces de preguntar al primero que pasa, o si no hay nadie? Incluso a veces es difícil hasta en los aeropuertos. La verdad es que me pongo nerviosa de pensar en viajar sola. Aplaudo a las personas sordas que lo hacen, y más si son signantes… ¡Te admiro, Sandra!
Hablando de aeropuertos… una vez, en un aeropuerto extranjero, me preguntaron si llevaba algo de metal, porque el detector pitaba tras mi paso por el arco. Y no entendía lo que me decían. Y me lo repetían. Y otra vez. Al final, digo que no oigo bien, que tal… Pero la cara de los empleados de seguridad ya era preocupante… ¡debían pensar que tengo algo que ocultar! Tal como está el tema hoy en día… como para vacilarles…
¿Y en los aviones? No me entero de nada… todas las comunicaciones son auditivas. ¿Y en caso de emergencias, en la habitación del hotel u en cualquier otro sitio?
Está claro que hacen falta más herramientas para fomentar nuestra accesibilidad. Información para personas sordas, para los trabajadores. Poder avisar a priori, de que eres sordo, para evitar situaciones indeseables.
A nosotros nos gusta viajar igual que a las personas oyentes. ¿No creéis que los destinos turísticos están dejando de considerar un posible cliente potencial?, ¿que debemos eliminar barreras?, ¿que todos tenemos el mismo derecho a disfrutar, divertirnos, conocer, ampliar cultura?
Yo creo que, aunque fuera por intereses económicos, estaría bien pensar también en los intereses de la comunidad sorda, a nivel mundial. Tenernos en cuenta. Porque viajar tiene que ser un placer: viajar sin preocupaciones.
¡No nos cansemos de luchar y de reivindicar nuestras necesidades, no nos cansemos de explorar!
Espero que os haya hecho reflexionar.
¡Abrazos a tod@s y feliz año nuevo!
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Woow que es bonica aquesta la historia, de verdad es molt trist i ànims guapa!!!
Doncs sí que es trist… però ho hem de dir, de vegades la gent no sap…
A mi m’has fet reflexionar carinyu..
És molt trist que a ple s. XXI encara siguem tan paleolítics 🙈
Ànims i un petó immens 😘
Per algunes coses tant, i d’altres… el camí que queda… per això hem de lluitar incansablement!! Petóo!!
pues si, las minorías lo tienen todo más dificil. Queda mucho por hacer
Tot lo que no sigui mainstream… a picar pedra…